"El presidente de la nación y nuestra cúpula militar tienen toda la razón, es una amenaza a las fuerzas estratégicas nucleares", dijo el representante de la empresa que había desarrollado numerosos misiles balísticos.
Para Solomónov, "no es que (estas armas) derriben misiles en vuelo sino que podrían destruir los sistemas de mando que los guían".
A juicio de Solomónov, basta un cambio de algoritmo para que los misiles interceptores estadounidenses Standard, habida cuenta de su ubicación, puedan utilizarse como misiles de alcance intermedio.
Cada uno de estos misiles, recordó el experto, tiene un alcance de entre 500 y 1.000 kilómetros en función de la ojiva.
Al calificar de “imprevisible” esa situación, Solomónov subrayó que “no podemos consentir desde luego que sistemas así se instalen cerca de nuestras fronteras”.
La semana pasada, entró en servicio el sistema estadounidense Aegis Ashore en la base rumana de Deveselu, a unos 600 kilómetros al oeste de la península rusa de Crimea.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó de visita en Rumanía que estas armas son de defensa y no debilitan la capacidad de disuasión nuclear rusa sino que deben responder a posibles ataques con misiles de corto y mediano alcance desde fuera del área euroatlántica.
El presidente ruso Vladímir Putin, a su vez, dijo que no son sistemas defensivos sino parte del potencial nuclear estratégico de EEUU emplazado en la periferia.
Moscú subrayó en reiteradas ocasiones que el aumento del potencial militar de la OTAN y el acercamiento de su infraestructura militar a las fronteras rusas representan una amenaza a la seguridad nacional de Rusia.