"No voy a hacer milagros en dos años", declaró el político del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) que, sin embargo, no dudó en explicar cuál sería su balance perfecto para su futura gestión: "Quiero que cuando deje la Presidencia miren para mí y digan por lo menos: 'Ese sujeto arregló el país'".
Ante la temible oposición que le espera por parte del Partido de los Trabajadores (PT), Temer explicó: "estoy acostumbrado a la presión, a situaciones difíciles, a las crisis" y prometió que trabajará "de domingo a domingo" y "de noche a noche" para "cumplir las expectativas del pueblo brasileño y "poner el país de vuelta a los railes".
"No porque sea imposible hacer milagros se debe dejar de establecer metas ambiciosas como las que he delineado. Es posible hacer mucho, no tengo duda de eso. Si no hubiera ambición ¿cuál sería el propósito de intentarlo?", añadió Temer quien en los últimos meses emprendió un auténtico maratón de entrevistas con el objetivo de vender su proyecto de gobierno.