En el marco de un experimento de la Universidad de Houston y el Instituto del Transporte de la Universidad de Texas A&M, 76 conductores tuvieron que pasar cuatro veces por una ruta virtual con diferentes niveles de ‘distracción', ha informado el diario ruso Mecánica Popular.
La primera vez, se concentraron solamente en el manejo. La segunda vez debían solucionar tareas simples, la tercera vez respondían a estímulos emocionales, y la cuarta tuvieron que escribir mensajes a lo largo del camino.
Explicado de una forma sencilla, las personas que se enfrentan con emociones o tareas lógicas conducen de una manera más cautelosa que las que miran su teléfono.
"Tenemos una explicación para estos resultados. Es probable que la causa sea el funcionamiento del córtex del cíngulo anterior del cerebro", ha aclarado el autor del informe, Ioannis Pavlidis.
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El córtex del cíngulo anterior funciona como ‘corrector' del comportamiento erróneo. Pero para que registre los errores, necesita dos canales de información simultáneos —el visual y el sensomotor—. Al registrar el cerebro una desviación de la trayectoria del coche, la mente ordena a las manos devolver el coche hacia su camino.
En caso de distracciones cognitivas o emocionales, ambos canales siguen funcionando, y el mecanismo corrector permanece activo. Pero cuando miramos nuestro móvil y escribimos un mensaje, el enlace entre lo visual y lo sensomotor se rompe, y la trayectoria se hace más impredecible y peligrosa.