"Cuando una presidenta es alejada de cargo sin ningún motivo el nombre es golpe: no cometí ningún crimen, no tengo cuentas en el exterior, no participé de la corrupción; éste proceso es frágil y está cometido contra una persona inocente, es el peor crimen que puede ser cometido contra una persona: condenar a un inocente, una injusticia y un mal irreparable", declaró.
En este sentido, la líder del Partido de los Trabajadores (PT) alertó que "lo que está en juego no es mi mandato, sino el respeto a las urnas y el pueblo brasileño y la Constitución" y que su salida del Gobierno supondrá "el fin de las conquistas de los últimos 13 años de las ganancias hacia los más pobres, los niños, los jóvenes en las universidades, los médicos llegando a la población, el derecho a la vivienda, del futuro de las reservas del presal y de avanzar como país".
"Mi Gobierno no cometió ninguna represión contra los manifestantes de cualquier ideología política: el riesgo para Brasil es dejarse llevar por un Gobierno ilegítimo que no tendrá soluciones a sus problemas, un Gobierno que nace de un golpe, de una elección indirecta y que será la gran razón para la continuidad para la crisis política en nuestro país", añadió.
Por último, Rousseff concluyó con su "orgullo de haber sido la primera mujer elegida presidenta de Brasil", a lo que sumó que durante sus cinco años de Gobierno "ejercí mi mandato de manera digna y honesta" para concluir que "en nombre de esos 54 millones de votos lucharé con todos los instrumentos legales para ejercer mi mandato hasta el fin, el 31 de diciembre de 2018".