Las partículas transparentes, que no representan ningún peligro para la salud, puesto que el gas está compuesto con una base de azúcar, serán también esparcidas durante los próximos cinco días en las estaciones Grand Central, Times Square y Penn Station. Al mismo tiempo, los detectores instalados en más de 55 estaciones de metro tomarán muestras del aire para averiguar cómo se movería el aire ‘contaminado’ en caso de un ataque biológico.
“Sabemos que el metro se convirtió en un objetivo terrorista, por eso nos estamos asegurando de estar preparados para un posible ataque”, ha comentado a los periodistas Donald Bansleben, encargado del programa de pruebas del DHS.
En julio de 2013, el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) ya efectuó pruebas similares durante las cuales los investigadores esparcieron gas invisible y sin olor en siete estaciones de metro. Sin embargo, el estudio se enfocó en los gases químicos, no biológicos.
El Metro de Nueva York es el sistema de transporte ferroviario urbano más grande de EEUU y uno de los más grandes del mundo, con 469 estaciones y 660 millas (1.062 kilómetros) de vías primarias en servicio.