En este sentido, Cardozo interpretó que el proceso perdió toda su legitimidad desde el momento en que el pasado jueves el pleno del TSF decidió apartar a Cunha de su cargo por haber empleado el mismo para entorpecer los procesos en su contra en el Consejo de Ética, algo que podría extenderse al proceso de impeachment.
La versión defendida por el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) siempre consideró el proceso impulsado por Cunha como una "venganza personal" contra Rousseff por permitir su posible pérdida de mandato en el Consejo de Ética, lo que significaría que el proceso peca de un desvío de finalidad y debe ser anulado.
De esta manera, el sector oficialista de Brasil quemará su último cartucho antes de la votación que se iniciará este miércoles en el Senado de Brasil y que decidirá la apertura o archivo del proceso, una decisión que supondría la suspensión del mandato de Rousseff por 180 días y el establecimiento de un gobierno interino del vicepresidente, Michel Temer.