Los soldados mejor preparados de las fuerzas especiales del Ministerio del Interior de la República de Chechenia llevaron a cabo una expedición al Ártico. Desembarcaron tres veces en paracaídas desde una altura de 2.000 metros. El primer aterrizaje en un cuadro delimitado fue realizado desde el avión IL76, y el segundo y el tercero, desde los helicópteros MI-8. Tras el desembarco, los combatientes descubrieron el campo del "enemigo virtual" y lo "aniquilaron".
Durante la expedición, los miembros de las Fuerzas especiales chechenas cumplieron tareas de formación y entrenamiento, tales como la marcha a ocho kilómetros con estacionamiento nocturno en el frío, superaron también montículos y grietas en el hielo, aprendieron a conseguir agua dulce y a navegar en terreno desconocido.
La expedición de las fuerzas especiales chechenas duró tres semanas en vez de la semana planificada. Durante este tiempo, el grupo realizó otra tarea que fue meramente civil: ayudó a los exploradores polares rusos en la limpieza de la pista de aterrizaje.