Al mismo tiempo, afirmó que la OTAN espera "que Rusia se adhiera a las normas y las leyes internacionales" y hasta entonces la comunicación seguirá siendo limitada.
Scaparrotti, quien relevó en el cargo al también estadounidense Philip Breedlove, mencionó "el resurgir de Rusia, que pretende actuar como potencia global", entre los retos más importantes para la Alianza, junto con la misión en Afganistán, la inestabilidad de Oriente Medio y norte de África, el terrorismo y la crisis migratoria.
"Para responder a estos retos necesitamos mantener e incrementar el nivel de alerta para tener capacidades de combatir esta misma noche, si la contención no funciona", destacó el nuevo jefe en la ceremonia del traspaso de mando.
Scaparrotti se declaró dispuesto a continuar la política de contención militar de Rusia, incluida la intensificación de los ejercicios que había empezado su antecesor en el cargo.
Con respecto a Ucrania, el general Scaparrotti prometió estudiar el carácter de la ayuda que Kiev necesita para defender su soberanía e integridad territorial
“Como comandante en jefe de las fuerzas aliadas tendré que examinarlo aparte, pues necesito evaluar cuáles son las armas más apropiadas, qué recursos pueden usar hoy y qué recursos pueden complementar sus fuerzas”, dijo.
Nacido en 1956 y en el ejército desde 1978, Scaparrotti se desempeñó anteriormente como jefe de las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur.
Tras la reincorporación de Crimea a Rusia y la crisis en el este de Ucrania, la OTAN suspendió toda cooperación civil y militar con Moscú aunque al mismo tiempo decidió mantener abiertos los canales del diálogo político, la comunicación militar, así como continuar con la labor del Consejo OTAN-Rusia, que es un foro de consultas entre ambas partes.