La joven empezó su carrera de modelaje tras graduarse del colegio y mudarse a Nueva York. Gracias a la firma del contrato con una empresa de lencería, la foto de Laney decoró el Times Square. A pesar de este éxito, las agencias de moda no enviaban ofertas a la modelo, ya que su figura no es lo suficientemente delgada ni grande.
"Soy una modelo ni fu ni fa. Con mi talla 6 (la M internacional) soy demasiado gorda para ser una modelo ‘tradicional'. Pero tampoco para ser una modelo ‘grande', que normalmente llevan la 12 (XL) o más", explica Laney.
Degrasse lleva una vida sana: come mucha fruta, practica deporte y cuida de su salud. La joven no se mata con dietas y estaría totalmente contenta con su figura si no tuviera problemas a la hora de buscar trabajo.
Actualmente el mundo de la moda y de las pasarelas está desequilibrado, sólo se promociona las modelos de tallas pequeñas y las de tallas grandes. Como contraposición a las modelos muy delgadas, que más a menudo aparecen en pasarelas y fotos, en el ámbito de la moda se han venido imponiendo las modelos de tallas grandes.
Sin embargo, la mayoría de las mujeres tan solo tienen unos kilos de sobrepeso pero las chicas así no aparecen en los anuncios de revistas de moda.
Laney Degrasse tiene como intención hacer recordar a los profesionales de la industria de la moda que además de los casos extremos, existe un "áureo medio", mujeres que llevan las tallas más normales (M-L) y las más demandadas en la mayoría de las tiendas de ropa de mujer.