La versión en turco del portal de Sputnik corrió con la misma suerte, y su redactor jefe, Tural Kerimov, tiene prohibido entrar al país. Las autoridades turcas tampoco se lo piensan dos veces a la hora de acallar a periodistas occidentales.
"El Gobierno turco acaba de prohibir la entrada al país a un corresponsal de la cadena alemana ARD, a quien anteriormente le habían retirado la acreditación. Lo mismo ocurrió con un periodista del semanario germano Der Spiegel", comunicó la periodista alemana Veronika Hartmann.
No obstante, la Unión Europea (UE) no mueve un dedo para defender, incluso, a sus propios periodistas. La última muestra de ello es la decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, de autorizar la apertura de un proceso judicial contra un famoso humorista de la televisión germana por criticar a Erdogan, quien exigió a Berlín castigar al cómico.
Occidente trata de silenciar "todas estas cuestiones" porque "si fueran de dominio público de los ciudadanos europeos", sería "mucho más difícil explicar el pacto" alcanzado entre Ankara y Bruselas, por el cual la UE se compromete a reactivar la adhesión de Turquía al bloque comunitario y le promete ayudas multimillonarias a cambio de frenar los flujos migratorios.
Es lo que opina Luis Lozano, secretario general de la Federación de Servicios Públicos del sindicato Unión General de Trabajadores (UGT) de España.
Lozano denunció que se estableció "un manto de silencio" para que la gente "no conozca" lo que está ocurriendo en Turquía y "no ponga en cuestión cómo es posible que se pacte con un régimen antidemocrático como el de Erdogan".
Por su parte, el escritor Rafael González Crespo, coronel de Infantería del Ejército español en retiro, sostuvo que Turquía "aparentemente está solucionándole a Europa el problema de los refugiados y, por tanto, conviene callar". A la vez, se mostró convencido de que Ankara "no va a solucionar" la crisis migratoria.
