En primer lugar, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en la cual es dominante la posición de Arabia Saudí, "es un cartel integrado por monopolios estatales, que aporta alrededor del 30 por ciento de la producción mundial", dijo el investigador del Centro de Estudios de Energía, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
Infografía: Organización de Países Exportadores de Petróleo
Por lo tanto, el 70 por ciento del mercado mundial lo integran empresas privadas, en abierta competencia, apunta el investigador en temas de hidrocarburos de la Escuela de Gobierno del prestigioso instituto.
Los países negociadores trataban de congelar la producción a niveles de enero y estimular así los precios "pero no están en condiciones de controlar o prohibir a las empresas privadas la producción de hidrocarburos", considera el investigador del programa sobre la reestructuración de Pemex y las cadenas de valor en la Reforma Energética de México, financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
En la OPEP, los saudíes controlan su producción como un monopolio de Estado, y para congelar su bombeo, exigen compromisos de Irán, su rival que regresó a los mercados luego de años bajo sanciones económicas, por su programa nuclear.
Lea más: EEUU y la UE levantan las sanciones a Irán
Pero Teherán se negó a participar en Doha y en lo que va del año duplicó sus exportaciones, a más de 2 millones de b/d, y espera producir a niveles de 4 millones de b/d que marcaba antes de las sanciones.
Mientras que Rusia, el otro gran productor convocante a Doha, no es miembro del cártel, "pero ha alcanzado picos históricos de casi 11 millones de barriles diarios, y no ha explicado si involucraría a las empresas privadas rusas en los compromisos negociados", dijo el investigador.
Voracidad del mercado
La semana pasada, agregó, en una reunión de representantes de petroleras con productores de materias primas, plantearon que el barril puede llegar a los 50 dólares a finales de 2016.
"Las grandes petroleras privadas no van a dejar de producir, porque el único mecanismo del control que respetan es el mercado, y la expectativa es que en ese juego salgan, quiebren los débiles o se mantengan los más fuertes", dijo Juárez Cao.
El académico del ITESM considera "dudosa cualquier propuesta de regulación internacional, porque la regla del juego es la quiebra de las petroleras que no sean competitivas a los niveles de los precios actuales", como ya ocurre con los productores de esquisto en EEUU.
En el comercio de hidrocarburos en el mundo –prosigue– "van a sobrevivir los que puedan mantenerse con base en su competitividad, flexibilidad de adaptación y eficiencia".
Y en esa tendencia, también es previsible que avancen fusiones entre empresas petroleras del sector para mantenerse a flote, añadió.
Ese pronóstico se basa, además, en que el crecimiento de la economía mundial será menor al esperado, sobre todo en China.
El mercado mundial "necesitaría un evento extraordinario que alterara los fundamentos de los suministros y la demanda para cambiar la actual estructura de los precios, en caso de que algún país productor sufra disrupciones, como ocurrió en el pasado con países en guerras civiles", considera el analista.
Por ejemplo, esta jornada, la caída de casi 3 dólares en los precios por la falta de acuerdo en Doha fue compensada por el impacto de una huelga petrolera en Kuwait.
Lea más: Miles de trabajadores del petróleo se declaran en huelga en Kuwait
La recuperación de los precios va a ser muy lenta, dijo el experto con escepticismo: "dudo que el cártel de países petroleros y el oligopolio de empresas privadas lleguen en un futuro cercano a un consenso respecto a limitar la producción mundial".
"Es el caso de la española Repsol que es la petrolera privada con los mejores resultados –explica Juárez Cao– y puede emprender riesgos en la producción", sostuvo el experto del Centro de Energía.
"Nadie ha escuchado –continuó– que las grandes compañías estén tan angustiadas, como están las petroleras estatales, de las cuales dependen los presupuestos de Gobiernos".
En México, Pemex bajó de aportar un 40 a 20 por ciento a los ingresos federales en tres años, y espera precios de 40 a 60 dólares en 2017.