Al llegar al poder en 2014, Petró Poroshenko y Arseni Yatseniuk hicieron muchas declaraciones ruidosas, prometiendo a los ciudadanos ucranianos la asociación del país con la UE y la lucha contra la corrupción, pero finalmente, no han podido cumplir con ellas.
"La coalición gobernante se ha fracturado, mientras que el apoyo del pueblo ha alcanzado un nuevo mínimo", comentó The Washington Post.
Los ciudadanos de Ucrania ya están acostumbrados a las promesas vacías. Hace 10 años, el otro tándem —Víctor Yúschenko y Yulia Timoshenko— debilitó Ucrania y sembró la desilusión entre los ciudadanos del país, asegura el periódico austriaco Der Standard.
El líder del Partido Radical de Ucrania, Oleg Liashkó, conocido por sus escandalosas declaraciones, comentó que más dimisiones son necesarias para evitar nuevas revoluciones en el país.
"La crisis política no puede ser resuelta solamente con la dimisión de Yatseniuk, la que acogemos con satisfacción", declaró.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, también llamó a Yatseniuk para agradecerle su contribución a la implementación de reformas y sus intentos de proteger la independencia del país.
El 10 de abril, Arseni Yatseniuk dimitió a su cargo de primer ministro y expresó la esperanza de que el Parlamento apoyaría su decisión.
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A mediados de febrero, la Rada —Parlamento ucraniano— calificó de insatisfactorio el trabajo del Gobierno encabezado por Arseni Yatseniuk, pero al mismo tiempo le dio su voto de confianza, por lo que estaba previsto que el gabinete se mantendría en funciones al menos hasta la próxima sesión parlamentaria, programada para el 6 de septiembre.