"A Rusia y China nos preocupa la intención de algunos países de aprovechar la complicada situación en la península de Corea para incrementar su presencia militar en la región e inyectar nuevas armas, incluyendo las más modernas y tecnológicamente avanzadas, lo que no es proporcional a la amenaza real", dijo Lavrov en una entrevista a los medios de China, Japón y Mongolia.
Los departamentos correspondientes de China y Rusia, según Lavrov, ya celebraron consultas a nivel de expertos para evaluar qué medidas conviene tomar para "asegurarse ante las amenazas que subsisten y en cierto modo van en aumento".
Después de que Pyongyang efectuara su cuarta prueba nuclear a principios de enero pasado y lanzara un cohete de largo alcance con un satélite espacial a bordo en febrero, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad la resolución 2270 que endurece las sanciones contra Pyongyang y ordena inspeccionar todas las mercancías para Corea del Norte, además de prohibir la venta de armas convencionales norcoreanas, limitar la exportación de carbón, hierro, oro, titanio y minerales naturales raros.
Además, el país no podrá comprar combustible para aviones, incluido para cohetes.
Paralelamente, Seúl y Washington decidieron empezar negociaciones formales para desplegar en el territorio surcoreano el THAAD (por las siglas en inglés de Defensa Terminal de Área a Gran Altura), sistema estadounidense para derribar misiles de corto y medio alcance.
Tanto Seúl como Washington sostienen que el THAAD solo pretende contrarrestar la amenaza norcoreana, pero Pekín y Moscú sospechan que en el fondo EEUU busca aumentar su presencia en la zona y monitorear sus defensas.