El discurso presidencial de 2009 en Praga sobre "un mundo sin armas nucleares" logró conmocionar al mundo y resultó en un Premio Nobel de la Paz para Barack Obama. En realidad, a lo largo de sus dos mandatos, la administración de Obama hizo mucho menos para el desarme nuclear de lo que se le suele atribuir, opina Barry Blechman en su artículo para la publicación National Interest.
El autor destaca varias de las "oportunidades perdidas" para lograr ese objetivo del presidente estadounidense.
En 2009, el Consejo de Seguridad de la ONU, convocado por EEUU, aprobó una resolución dedicada a la creación de un mundo sin armas nucleares. Sin embargo, el documento no fue acompañado por ningún grupo de trabajo o un plan de acción, y se quedó en "palabras bonitas", lamentó Blechman.
También existe la cuestión de las 180 ojivas nucleares estadounidenses todavía desplegadas en Europa. Las bases de la OTAN a veces son objetos de protestas intensas. Además, las armas nucleares de EEUU permanecen en Turquía, no lejos de la frontera siria, recuerda National Interest. En vez de retirar el armamento de las áreas inestables, la OTAN reiteró en varias ocasiones el "papel clave" de las armas nucleares para la Alianza.
Por otro lado, el acuerdo nuclear con Irán fue un logro irrefutable de Obama, así como las iniciativas fructíferas en cuanto al almacenamiento de los materiales nucleares por todo el mundo. Pero esos éxitos son eclipsados por los fracasos mencionados y por el programa de modernización de las armas nucleares, puesto en marcha por el mismo mandatario estadounidense.
Si el programa estadounidenses se realiza por completo, será el mayor aumento de la potencia nuclear en la historia de EEUU.
"Señor presidente, su currículum nuclear no es nada impresionante. La dignidad exige que devuelva su Nobel de la Paz", concluye el experto.