"Debemos reincorporarnos al resto del mundo y comerciar en nuestro propios términos sin los impedimentos de la posición colectiva de la UE", advierte.
"No hay ninguna razón de la hostilidad con Rusia. Nos viene forzada por la dominante estrategia militar y Exterior de Estados Unidos y está perjudicando a los rusos y también a nosotros", señala.
Galloway condena las sanciones impuestas a Moscú con relación a Ucrania que, según dice, "son profundamente dañinas" para la población de los países miembros de la UE.
"Alemania, en particular, está sufriendo bastante trastorno industrial a consecuencia de las interrupciones en su comercio rutinario con Rusia", recuerda.
"No hay ninguna justificación para las sanciones. La agresión no parte de Rusia, sino de la OTAN".
El ex diputado escocés y concienciado internacionalista está embarcado en dos causas electorales de muy diferentes horizontes.
Compite por la alcaldía de Londres con posibilidades mínimas de victoria el próximo 5 de mayo.
"Creo que estamos ganando y estoy seguro de que el 'establishment' está petrificado por lo que va a suceder el 23 de junio", exclama en su autobús de campaña.
Las proyecciones de los sondeos de intención de voto son todavía muy justas, pero Galloway apunta a la ventaja del bando Brexit sobre los que apoyan la continuidad como recomienda el primer ministro David Cameron.
"Nuestros votantes están más inclinados a votar que los que apoyan a la UE. Nadie adora a la UE, salvo los que viven de ella. En cambio nuestros seguidores están apasionadamente en contra de la UE y van a votar", explica.
Galloway no quiere formar parte de un club que "está colapsando" con la crisis de refugiados y las dificultades económicas de Grecia.
"La UE es un proyecto fallido. Después de marcharnos, los demás también saldrán y todos seguiremos siendo europeos", sostiene.
Veterano de la izquierda radical, maestro de la oratoria ante cualquier audiencia, Galloway aventura un nuevo mapa político tras el referéndum.
La consulta tiene un paralelismo con el referéndum anterior, en 1975, cuando el entonces primer ministro, el laborista Harold Wilson, dio libertad de voto a sus ministros y siete de los 23 miembros del gabinete se posicionaron con el no.
Ganó el sí por un 65 por ciento de apoyos pero el laborismo se fracturó estructuralmente seis años después.
El partido perdió la siguiente elección y no recuperó el poder hasta la masiva victoria de Tony Blair en 1997.
Cameron también ha dado libertad de voto a su gabinete y ha perdido pesos pesados al bando Brexit.
Además, su gobierno se tambalea de crisis en crisis y en el partido se ha desatado una guerra civil cuando aún faltan más de diez semanas para la consulta.
Galloway defiende que este es el momento de presentar una moción de confianza contra el primer ministro.
Cameron ha indicado que no se presentará a las generales de 2020 y su retirada del centro de poder generará inevitables fricciones en el partido conservador.
Pero el candidato de Respect a la alcaldía espera que el referéndum Brexit provoque un movimiento de mayor trascendencia en la política británica.
"Es posible que se produzca un nuevo alineamiento en la política británica, con la derecha del Partido laborista, el centro de los Liberal-demócratas y la izquierda del Partido Conservador uniéndose en un bloque", anticipa.
El político escocés advierte de que "no hay diferencia genuina" entre estas secciones y recuerda que "hasta la victoria de Jeremy Corbyn (al liderazgo laborista) nada separada a los tres partidos, lo cual es insalubre".