Durante la reunión con los jefes de los mayores organismos internos de seguridad y de defensa, celebrada el 5 de abril, el mandatario ruso declaró el establecimiento del nuevo órgano ejecutivo general —la Guardia Nacional— encargado de la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada y de ayudar a mantener la paz y el orden dentro del país.
Formada por las tropas internas del Ministerio de Asuntos Internos, la Guardia Nacional, según afirma el presidente, seguirá trabajando "estrechamente" con el Ministerio.
Entre los objetivos de la nueva entidad, subraya el presidente, estarán las responsabilidades asignadas al Escuadrón Policial para Propósitos Especiales (OMON, por sus siglas en ruso) y a la Unidad Especial de Respuesta Rápida (SOBR, por sus siglas en ruso), que abarcan desde el mantenimiento del orden público y la ayuda a la policía (de forma similar al SWAT estadounidense), hasta el sostenimiento del orden en situaciones de emergencia.
Al mismo tiempo, en el decreto publicado en el sitio web oficial del mandatario ruso, se explica que la Guardia Nacional también tendrá como misión garantizar la defensa territorial, prevenir y enfrentar los conflictos internos armados, resguardar las instalaciones importantes, como las plantas nucleares y cargamentos, así como la protección de otros tipos de propiedad. El organismo federal, conforme con el documento, trabajará también con el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en ruso) —la agencia principal de inteligencia rusa— para la vigilancia de las fronteras estatales.
Como destacan los analistas, la reorganización es un acto importante, precisamente debido al tamaño y a la capacidad de la nueva entidad. Las tropas internas por el momento cuentan con 200 mil personas aproximadamente, y, además de otras funciones, desempeñan un papel importante en el mantenimiento del orden público en el norte del Cáucaso. Las tropas son completamente motorizadas, tienen a su disposición vehículos blindados (aunque su número es un poco menor del que tiene el Ejército) y cuentan con su propia aviación, ingeniería, marinas, así como otras formaciones.
Además de las tropas internas, la Guardia Nacional incluirá a las unidades locales de SWAT y a la policía antidisturbios, también a los servicios de vigilancia y a la seguridad federal, que cuentan con un total de 230 mil personas. Como resultado, el nuevo servicio federal tendrá bajo su mando hasta 430 mil personas.
Victor Zolotov fue nombrado el jefe del nuevo órgano. Anteriormente Zolotov se desempeñó como comandante de las tropas internas y como jefe de seguridad personal del presidente ruso. Su nuevo puesto será igual al de un ministro federal, y presentará la información directamente al mandatario nacional.
El oficial veterano de los servicios de seguridad de Rusia ejerció como guardaespaldas personal de Putin desde 1999. Anteriormente, sirvió de guardaespaldas del expresidente Borís Yeltsin y del exalcalde de San Petersburgo, Anatoly Sobchak, quien lo presentó al actual líder ruso. Entre los años 2000 y 2013, Zolotov fue el dirigente del servicio de seguridad personal del presidente de Rusia, ocupando el cargo de subdirector del Servicio Federal de Protección, agencia que se encarga de la seguridad de los altos funcionarios estatales, incluso del mismo presidente.
Al revisar las causas del proceso de reorganización y la meta fundamental de la Guardia Nacional, los analistas rusos se dividen en sus evaluaciones.
Por su parte, los expertos liberales del diario ruso Gazeta.ru opinan que el nuevo organismo proporcionará al presidente una extensa influencia en las fuerzas de seguridad del país. Al mismo tiempo, según la agencia, la reorganización implica la adopción de Zolotov, el cual tuvo unos episodios de choques burocráticos con Vladímir Kolokoltsev, exministro de Asuntos Interiores de Rusia.
La revista digital Lenta.ru basada en Moscú, ofreció otro punto de vista, considerando que los cambios pueden estar relacionados con la nueva doctrina militar rusa de 2014, en donde se incluyeron nuevos riesgos para la seguridad nacional, basado en factores internos y externos destinados a la desestabilización del país.
"Es obvio que al realizar una mayor reestructuración de los retos, fueron necesarios pasos específicos para crear un sistema capaz de compensar dichos retos", destaca el periódico, añadiendo que por el momento, a pesar de las herramientas antiterroristas, que son bastante eficaces, pero limitadas en su uso, el Estado "simplemente carece de los instrumentos" necesarios para contrarrestar las amenazas emergentes.
"La amenaza terrorista se discute directamente y puede ser tratada de cualquier manera, por ejemplo, dentro del concepto de ‘guerra híbrida', en la que el papel principal es interpretado por las fuerzas paramilitares que desestabilizan de manera sistemática al Estado desde su dentro".
Últimamente, según el periódico, en su búsqueda de combatir a la desestabilización y a los disturbios civiles, así como de resolver los problemas de malestar social que siguen tras los desastres naturales o artificiales, "la Guardia Nacional no contradice a su contraparte estadounidense, que funciona en zonas afectadas y en áreas de gran agitación civil".
Finalmente, Lenta.ru hace hincapié en que "quedan sin respuesta las preguntas sobre las funciones de este servicio de seguridad, en particular, en la posible adquisición de fuerzas de investigación, motivadas por sus objetivos a combatir al terrorismo y al extremismo.
— Si sucede— Rusia, de hecho, recibirá no solo una nueva agencia de seguridad, sino una nueva agencia de inteligencia en pleno derecho".