Yatseniuk recordó que con anterioridad el proceso de privatización fue bloqueado y la Rada por el momento no ha acordado la lista de empresas.
"Una compañía estatal que permanece bajo la dirección de los organismos correspondientes de Gobierno central y bajo la influencia de ciertas fuerzas políticas puede servir de fuente de ingresos para los clanes políticos y contribuir a la corrupción política, en lugar de alimentar el presupuesto nacional", advirtió, agregando que su Gobierno sí cuenta con suficiente voluntad para realizar la privatización.
"Se está desarrollando una dura lucha por las activos del Estado y por la influencia en esos activos, pero la postura del Gobierno sigue siendo la misma, seguiremos cambiando a los directores de las compañías y llevando a cabo una privatización transparente, pero el Parlamento debe acordar las leyes necesarias", agregó el primer ministro.
Dos años después del cambio de poder violento que los ucranianos llaman Revolución de la Dignidad, Ucrania sigue gobernada por los mismos clanes de oligarcas contra los cuales se luchó en el Maidán, y mantiene su título de uno de los países más corruptos del mundo, con el puesto 130 de una lista de 168.
Rusia ocupa el escaño 119 de dicha lista, Bielorrusia el 107 y Moldavia el 103, según los datos publicados por Transparency International en enero de este año.