Si bien los funcionarios del gobierno argumentan que la toma de deuda nueva no será significativa, lo cierto es que se trata de la mayor emisión de deuda de un país emergente en 20 años. Así lo escribió el Financial Times, el diario de negocios inglés: “La Argentina está al borde de emitir la mayor suma de deuda de cualquier país en desarrollo desde 1996”.
Las dimensiones del nuevo endeudamiento han provocado preocupación entre los expertos y economistas. "Vamos hacia el tercer gran ciclo de endeudamiento argentino”, el cual “van a pagar nuestros hijos y nietos”, advirtió Jorge Gaggero, economista del Plan Fénix, en su presentación ante la sesión conjunta de las Comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Economía Nacional e Inversión del Senado que discutió el proyecto de ley.
El problema, para Lozano, es que en la actualidad, “el saldo comercial es inexistente, lo cual indica tenemos problemas para pagar, y por eso tomamos deuda nueva para pagar deuda vieja”, y alertó que “ya no es deuda con organismos del Estado, sino con acreedores externos, por lo cual, volvemos a la espiral del endeudamiento, porque la Argentina no tiene capacidad de pago sobre una deuda mayor”.
El argumento del Gobierno es que la decisión de endeudarse para pagar a los fondos buitre es necesaria para conseguir más inversiones y volver a los mercados de capital, de los cuales el país salió en 2001, tras declarar el default. Pero no está claro que el endeudamiento propuesto traiga consigo las necesitadas inversiones.
El historiador Alejandro Olmos Gaona, hijo de Alejandro Olmos, que investigó el endeudamiento durante la dictadura (1976-1983), destacó, en su intervención ante las comisiones del Senado, que el argumento de que la deuda servirá para fomentar la inversión ha sido utilizado por los gobiernos que más endeudaron al país. “Lo dijo Bernardino Rivadavia en 1824 con el empréstito Baring; lo hizo el ministro Martínez de Hoz durante la dictadura militar; lo volvió a repetir el ministro Cavallo en 1993 cuando firmó el Plan Brady; también se dijo lo mismo en el año 2001 y así estamos. Toda esa parafernalia discursiva de que tenemos que solucionar esto porque van a llover las inversiones, en la realidad no se dio”, según transcribe Página 12.
Hector Giuliano, otro de los especialistas en deuda externa que expuso ante las comisiones del Senado, agregó que la ley equivale a “un cheque en blanco parlamentario”, porque “estos contratos no contienen absolutamente ninguna información ni antecedente ni liquidación de lo que se paga, de por qué se paga, de por qué concepto se paga. Son meros contratos que dicen que la Argentina pagará tanto porque lo arregló en negociaciones directas el Ministerio de Economía”.
Según un estudio de la Fundación Mediterránea, con los empréstitos que se contraerán para pagar a los fondos buitre, la deuda llegará al 53,5 % del PIB al finalizar 2016, un salto de diez puntos en relación con 2015, cuando la deuda constituía el 43,7 % del PIB.