Sus asesores —seguramente— tuvieron la genial idea de ponerlo a conversar con el más popular de los personajes humorísticos cubanos, el viejo Pánfilo, interpretado por el actor Luis Silva. Por si fuera poco, el presidente se salió del guión y saludó con un “qué bolá” que parecía sacado de Centro Habana.
Millones de cubanos vieron boquiabiertos el sketch la noche anterior de la visita, en un país donde, a pesar de que nos reímos de casi todo, no es políticamente correcto que los líderes se presten a bromitas.
Muchos más estuvieron pegados a la tele desde el momento en que aterrizaba en el aeropuerto José Martí el Air Force 1 por primera vez en la historia, hasta que se perdió en los cielos cubanos, de un tono más gris que el acostumbrado por estos días.
La brillante operación de marketing político y del arte de la comunicación continuó durante los tres días habaneros, en que un Barack Obama afable y cercano conversó con los cubanos que pudieron acercársele, a pesar de las calles cerradas al tránsito por motivos de seguridad, los desvíos y la acentuada falta de transporte público y la poca información sobre su agenda.
Algún día, este mes de marzo estará en los libros de texto marcado en rojo, como esas fechas que no se pueden olvidar en el examen, y de alguna manera, tanto los cubanos como Obama han sido conscientes de esto, aunque la vida diaria de los cubanos no cambie de la noche a la mañana.
"La independencia de Cuba sólo estará garantizada definitivamente cuando el pueblo norteamericano conozca y respete los méritos y capacidades de la Isla," escribió hace 123 años ese mismo José Martí al que hoy Obama le rinde homenaje.
El presidente norteamericano parece que hizo los deberes y se muestra dispuesto a tomar nota. “Cultivo una rosa blanca”, citó en español al gran pensador cubano en su discurso a la sociedad civil, mientras ofrecía al pueblo el saludo de paz. “Les dije a los estadounidenses que se olvidaran de las batallas ideológicas del pasado. Estamos en una nueva era”, sentenció el presidente.
“Los pueblos de América son más libres y prósperos a medida que más se apartan de los Estados Unidos", aseguraba entonces el maestro.
Y aunque Obama no se corta en ratificar sus metas con la isla —“Si haces algo durante 50 años y no da resultado, es hora de probar algo nuevo”— lo cierto es que sus palabras han abierto un camino de esperanza.
“Solicité al congreso que levante el embargo. Es una carga obsoleta sobre el pueblo cubano, es una carga sobre los americanos que quieren trabajar aquí e invertir en Cuba. Pero aunque levantemos el embargo mañana, no van a tener su potencial completo sin hacer cambios en Cuba”, y la isla lo aplaudió a rabiar.
Como no aprendamos a utilizar los resortes de la comunicación nos esperan otros peligros, el de la neocolonización cultural, en primer lugar.
“El futuro de Cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano”, dijo Obama. No podemos estar más de acuerdo. Lo que pase a partir de ahora depende de nosotros. Cómo nos mostremos al mundo, también. Sí se puede.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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