El nuevo intento del mandatario estadounidense se da justo antes de la histórica visita que realizará a Cuba el 21 y 22 de marzo, un gesto que, según Bernate, consolida aún más la aproximación iniciada en diciembre de 2014 entre los dos antiguos enemigos de la Guerra Fría.
De hecho, el futuro de la base naval que alberga Guantánamo hace parte de la agenda de discusiones de Obama con su par cubano, Raúl Castro.
El plan, anunciado en la víspera por Obama y que fue enviado por el Departamento de Defensa al Congreso, constituye el último intento del presidente para cerrar esa prisión militar y cumplir así, en los últimos 11 meses de su mandato, con una promesa que hizo desde su primera campaña electoral en 2008.
Guantánamo llegó a albergar a 780 reclusos poco después de que se abrió por órdenes del entonces presidente de EEUU, George W. Bush (2001-2009), tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, pero en la actualidad solo permanecen allí 91 detenidos.
Obama ha reconocido que esa prisión es "una mancha" para un país que se enorgullece de ser "modelo" en cuanto al respeto del Estado de derecho.
La iniciativa del presidente no tiene un recorrido fácil en el Congreso, destacó Bernate, pues la mayoría republicana ha apoyado prohibiciones al traslado de presos de Guantánamo a suelo estadounidense.
Sin embargo, consideró el analista, "la realidad es que la presión de los grupos de derechos humanos y de la comunidad internacional frente a los absurdos a los que se llegó a Guantánamo terminarán por abonar el camino para no tener que inclinarse por una vía ejecutiva para cerrar esta prisión, que representa una vergüenza para la comunidad internacional tanto como lo fue en su momento Alcatraz".
Ante la posibilidad de que el Congreso no apruebe su iniciativa, Obama ha dicho que considerará ordenar el cierre de la cárcel por decreto.
De todos los reclusos que han pasado por Guantánamo, apenas a una decena se les han formulado cargos, y los juicios contra varios de ellos acusados de los atentados terroristas del 11/9, todavía no han comenzado.
Los tribunales militares que siguen esos procesos están enfrascados en audiencias preliminares que pueden demorar incluso varios años más sobre los procedimientos y las pruebas que pueden o no pueden presentarse.