“Utilizamos la impresión 3D para crear pequeñas partes de detalles necesarios para experimentar y precisar el diseño. Además, con esta tecnología creamos los modelos maestros para la producción en serie”, comentó Antón Ulrich, gerente del Laboratorio de Prototipado Rápido de la empresa Electromachina que participa en la construcción de los tanques Armata.
“Se puede crear no solo pequeños componentes, sino también enteros y complejos detalles, lo que permite acelerar enormemente el proceso y economizar metal”, añade Ulrich.
En el futuro, la empresa aspira crear detalles de mayor tamaño con las impresoras 3D, pero admite que el método está lejos de adaptarse de manera total en la industria militar. “En otras ramas los componentes impresos son adecuados para el consumidor final. Pero en la defensa todavía no valen, ya que los estándares de calidad son incomparablemente más altos”, destaca el diseñador.
Sin embargo, se trata de las capacidades de las impresoras actuales. Pronto, las impresoras más avanzadas podrán cumplir con las exigencias de la industria militar. “Las partes impresas se usan en la industria aérea e incluso en la Estación Espacial Internacional. Si son buenas para el espacio, seguramente con el tiempo también serán buenas para los tanques rusos”, destaca el ingeniero.