"De hecho, los vendedores de las tiendas de sexo no pueden confirmar la calidad de un producto y la calidad de los materiales utilizados. A menudo, la información en la etiqueta está en idioma extranjero, lo que viola los reglamentos del Gobierno de Rusia, que prohíben la venta en el territorio del país de productos extranjeros sin información en el idioma ruso", comentó Borísov.
Según el experto, no hay requisitos de etiquetado para los juguetes sexuales, así que es imposible determinar de qué material están hechos. Además, estos productos no se someten al control de seguridad química y mecánica.
No obstante las advertencias de Roscontrol, los rusos pueden considerarlas inútiles. Debido a la difícil situación económica, los habitantes del país tienen menos sexo que antes. En vez, se preocupan más por su bienestar.