Todas las viviendas y construcciones arrasadas estaban financiadas por la UE y el Programa de Desarrollo de la ONU (UNDP).
Diez de las 15 casas demolidas en Yinba habían sido renovadas gracias a la ONG Acción Contra el Hambre-España, con financiación de la UE que incluye fondos de la cooperación española.
En 1980, el Ministerio de Defensa israelí declaró que más de 30.000 dunams (30 kilómetros cuadrados) de tierra palestina situada en las colinas del sur de Hebrón, en el territorio ocupado de Cisjordania, constituirían la Zona de Fuego 918 para entrenamiento militar.
En el área vivían más de 1.300 personas en doce aldeas que se dedicaban al ganado.
Ocho aldeas, con una población de mil habitantes, recibieron órdenes de desalojo en 1999 y fueron evacuadas a la fuerza.
El Ejército destruyó sus casas y cisternas y confiscó sus propiedades.
Los expulsados pudieron volver a casa después de que su caso se llevara a los tribunales en el año 2000, gracias a la Asociación de Derechos Civiles de Israel (ACRI).
En el 2013, con motivo de nuevas peticiones al Tribunal Supremo de Israel contra los intentos de expulsión de los habitantes de la Zona de Fuego, el escritor israelí David Grossman lanzó una campaña de apoyo a las aldeas secundada por autores de prestigio internacional como Mario Vargas Llosa.
Este lunes, el Gobierno israelí declaró al Supremo que la mediación había fracasado y mandó las excavadoras a Yinba y Halaweh.
Las excavadoras no acabaron de ejecutar su plan el martes porque los vecinos de las aldeas afectadas presentaron un recurso al Supremo solicitando el cese de las demoliciones, que se congeló hasta el 9 de febrero.
Yehuda Shaul, uno de los fundadores de la ONG israelí Rompiendo el Silencio, destacó a Sputnik-Nóvosti "el intento (por parte de Israel) de limpiar a las comunidades palestinas de la zona C (de Cisjordania, área controlada militarmente y administrativamente por Israel) y empujarlas a las áreas A y B (control palestino total o parcial) para que la ocupación sea un proyecto más fácil de mantener y sostener".
En casa de Mariam vivían diez personas, entre ellas cinco niños. Ahora no saben dónde van a pasar los próximos días. Contemplan la opción de trasladarse temporalmente a una cueva cercana de la época de los cananeos, hace más de 3.000 años. El problema es que tiene filtraciones de agua.
"Los israelíes han llegado a las 5 de la mañana para causar el mayor daño posible, antes de que el Tribunal Supremo abriera y hubiera posibilidad de solicitar una orden para detener la demolición", explicó un trabajador de la ONU ante los restos de una casa en Yinba.
Con tristeza, Mariam contó que llevaba diez años viviendo en esta casa rudimentaria, aunque antes había tenido otra vivienda en Yinba que los israelíes destruyeron.
Mariam es nacida en Yinba y sus padres también.