La explicación, más que la calidad del género o su cocinado, son sus condimentos: el restaurante Huda es uno de los 35 locales en todo el país que habrían aliñado con opio en polvo sus platos para fidelizar a sus clientes.
Los restaurantes afectados sirven desde empanadillas al vapor de Shanghái a sopa de fideos, pasando por los platos picantes de Sichuan, lo que evidencia lo extendido de la práctica.
Cinco de los locales ya han sido procesados mientras el resto está siendo investigado por la Administración de Medicinas y Alimentos de China.
No son nuevos los casos de cocineros que condimentan sus platos con polvo de opio, que contiene sustancias como morfina y codeína, con la intención de que los clientes regresen a por más dosis aunque los expertos señalan que en esas pequeñas cantidades es poco probable que causen adicción.
Las cápsulas de opio concentrado pueden encontrarse sin problema en los mercados en China por unos 60 dólares el kilo, según la agencia de noticias estatal Xinhua.
En los restaurantes se suele mezclar con aceites y otros condimentos, lo que dificulta su identificación.
El regulador ha pedido más inspecciones a los gobiernos locales para frenar el uso del opio.
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Siete restaurantes de la provincia de Ningxia fueron cerrados en 2012 por esa razón y, ocho años antes, otros 215 de la provincia de Guizhou.
En 2014 fue arrestado durante diez días un vendedor de fideos tras confesar el uso del opio para fidelizar a sus clientes.
El célebre caso fue destapado después de que uno de ellos diera positivo por droga en un control policial y jurase que no había consumido ninguna, lo que inició una investigación que finalizó con los fideos.