"Corea del Sur acepta enormes sacrificios financieros para lograr una independencia total en materia de industria militar, lo que deja vislumbrar una profunda incertidumbre de la estabilidad del actual sistema de relaciones internacionales en Asia y de la capacidad de EEUU de seguir garantizando su seguridad", dijo en declaraciones a Sputnik.
El K-2 Black Panther posee un motor diésel y una transmisión de fabricación surcoreana, lo que demoró su desarrollo y aumentó su precio hasta unos 8,5 millones de dólares.
El pasado lunes, el Ministerio surcoreano de Defensa publicó el primer vídeo de maniobras con la participación del nuevo tanque, puesto en servicio en 2014.
A juicio de Kashin, la creación de un tanque propio en Corea del Sur no tiene ningún sentido económico.
"Corea del Sur habría podido comprar el número necesario de tanques Leopard o Abrams con una pequeña parte de los fondos gastados en el programa de fabricación de tanques propios", expresó el experto.
Añadió que estos carros de combate probablemente habrían sido muy superiores a los norcoreanos, muchos de los cuales son viejas máquinas soviéticas o sus modificaciones.
"Se trata de inversiones considerables en la independencia (de Corea del Sur) y su seguridad a largo plazo", concluyó.