"La estrategia de Corea del Norte tiene varios objetivos puntuales, entre ellos consolidar el fortalecimiento al interior del régimen actual, denotar una clara muestra de poder frente a Estados Unidos y otras potencias como Rusia, Japón y China, y desafiar los acuerdos que se lograron el año pasado con Irán en términos de supervisión de la producción nuclear", explicó Garay, investigador de la Universidad Externado de Colombia.
"Irán ya llegó a un acuerdo en 2015 con Estados Unidos, gracias al cual hay una mayor transparencia y poder de verificación internacional sobre lo que está haciendo Irán en materia nuclear, pero el único que falta — a parte de Israel, que maneja una política claramente secreta en ese sentido- es Corea del Norte, que puede estar interesado en un acuerdo, pero un acuerdo mayor y más beneficioso", precisó el analista.
Pantalla para problemas internos
Garay considera que los intereses del régimen de Kim Jong-un están orientados en términos económicos, de manera tal que a través de sus presiones pueda obtener mayor cooperación internacional para paliar los problemas internos que no ha podido solucionar.
En este contexto, la bomba de hidrógeno es un programa de supervivencia para Pyongyang: "si para ellos no hay ningún tipo de avance nuclear, se sienten amenazados por la supuesta posibilidad de intervención internacional, la cual no es probable que se presente, no tanto por las armas nucleares, sino por el riesgo que ello significaría para Corea del Sur".
La estrategia internacional
Atajar el avance nuclear de Corea del Norte por la vía militar no resulta una tarea posible en la actualidad "precisamente porque la comunidad internacional no sabe a lo que se está enfrentando y si existe o no esa bomba", añadió Garay.
El Gobierno de Corea del Norte anunció este miércoles haber realizado con éxito la prueba de una bomba de hidrógeno, mediante una declaración difundida por la televisión estatal.