Se trata de las llamadas 'mujeres de consuelo' que fueron obligadas a servir en burdeles del Ejército japonés tanto durante la mencionada conflagración mundial como a lo largo de toda la época del dominio colonial japonés en la península Coreana, de 1910 a 1945.
Los cancilleres de ambos países reunidos el lunes pasado en Seúl anunciaron una "resolución final e irrevocable" de este espinoso problema.
Una de ellas, Lee Yong-su, de 89 años, puso en tela de juicio lo legítimo del acuerdo sellado entre Seúl y Tokio, declarando que no eran muy sinceras las disculpas transmitidas del nombre del primer ministro japonés, Shizo Abe.
También los defensores de derechos humanos de Japón expresan dudas sobre la legitimidad del acuerdo.
En particular, la organización nipona de apoyo a las víctimas de la esclavitud sexual ha denunciado que las negociaciones se celebraron sin la participación de las propias víctimas, declarando "que ha quedado mucho por hacer para zanjar este problema", según la agencia Kyodo.
El mayor partido opositor de Corea del Sur, Nueva Alianza por la Democracia, también condenó esa transacción, su líder Moon Jae-in ha declarado que el acuerdo no tiene valor legal por no ser aprobado en el Parlamento.
El político ha prometido que su partido insistirá en la dimisión del canciller, Yun Byung-se, que aceptó poner punto final al sensible asunto durante las negociaciones sostenidas con su homólogo japonés, Fumio Kishida.