Ankara justificó el derribo por la presunta violación del espacio aéreo turco, mientras Moscú declaró que la aeronave en ningún momento abandonó los cielos de Siria.
El ataque, que costó la vida al piloto ruso, elevó al máximo la tensión entre Moscú y Ankara y, como consecuencia, entre Rusia y la OTAN, además de obstaculizar la solución del conflicto sirio.
La puñalada turca
"Es una puñalada por la espalda, asestada por cómplices de los terroristas", declaró el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
El mandatario ruso destacó que los pilotos rusos en ningún momento representaron una amenaza para Turquía y las autoridades turcas, políticas y militares, disponían de suficientes canales para comunicarse con la parte rusa y evitar la tragedia.
Sin embargo, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, consideró desproporcionada la reacción rusa al derribo del Su-24 al asegurar que Turquía no quiere empeorar las relaciones con Rusia.
Además, en una carta enviada al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Turquía afirmó que en el momento del ataque desconocía que el avión era ruso.
Putin, durante su gran rueda de prensa anual, celebrada el pasado 17 de diciembre, catalogó el ataque al avión ruso de "acto hostil" pero a la vez señaló que no considera a Turquía como Estado enemigo.
"No sé cómo superaremos esta situación; la pelota está ahora en el tejado de Turquía", sentenció.
"Si alguien en el Gobierno turco ha decidido lamer ciertas partes a los estadounidenses entonces no sé, ¿fue la decisión correcta o no? Imagino que en algún punto hubo acuerdos tipo 'si nosotros derribamos un avión ruso entonces tú, EEUU, cierras los ojos para que entremos en el territorio de Irak y ocupemos una parte'", expresó.
Lazos quebrados
Tras el derribo del avión, Putin amenazó a Ankara con 'nefastas consecuencias' para las relaciones ruso-turcas.
Al día siguiente algunos operadores turísticos de Rusia cancelaron sus vuelos chárter y la venta de viajes a Turquía, uno de los destinos más populares de los rusos. En pocos días un decreto del presidente ruso prohibió los chárter definitivamente.
En el mismo documento el líder ruso impuso una serie de sanciones a Turquía, según las cuales a partir del 1 de enero de 2016 se suspende la importación de varios alimentos turcos y se restringen algunas actividades de las empresas turcas en Rusia, entre otras medidas.
Rusia además suspendió las negociaciones con Turquía sobre la construcción del gasoducto Turk Stream entre los dos países a través del mar Negro.
Más tarde, Putin explicó que no se trata de la cancelación del proyecto, sino de su suspensión hasta que la Comisión Europea no dé garantías a Rusia para realizarlo.
"No es que hayamos cancelado las negociaciones, esperamos garantías por escrito de la Comisión Europea sobre la realización de todas las rutas, incluida la que podría atravesar Turquía para llegar a Europa", dijo.
Ankara y Daesh, socios petroleros
El presidente ruso afirmó que Turquía habría derribado el Su-24 para proteger los suministros petroleros que recibe de Daesh, autodenominado Estado Islámico (proscrito en Rusia).
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Los datos del Ministerio muestran que "la alta jefatura del país, el presidente Erdogan y su familia están involucrados en este negocio criminal".
En respuesta, Erdogan prometió dimitir en caso de que se presenten pruebas de que Ankara compra petróleo a los yihadistas.
Conflictos en el mar
Un nuevo incidente, esta vez marítimo, echó más leña al fuego de las relaciones entre Rusia y Turquía.
La Defensa rusa explicó el incidente por la necesidad de evitar una colisión puesto que el barco turco se acercaba sin prestar atención a otros avisos.
Mientras, el capitán de pesquero alegó que el arrastrero turco se acercó a la fragata rusa por confundirla con un buque de la OTAN.
El ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, tachó este hecho de provocación y el titular turco de Transporte, Navegación y Comunicaciones, Binali Yildirim, acusó a Rusia de infringir la Convención de Montreux.
La Cancillería rusa respondió que la tripulación del Caesar Kunikov no había infringido ni una sola cláusula del convenio, que limita el acceso de buques de guerra en los mares Negro y Egeo a través de los Estrechos Turcos.