"Los planes de desarrollo de las RVSN y las Fuerzas nucleares estratégicas ya fueron corregidos en función de la intensidad y la escala previstas del despliegue gradual (…) del sistema (antimisiles estadounidense)", dijo Karakáev durante una conferencia de prensa.
El sistema antimisiles de EEUU en Europa, sostuvo el general, "supera todos los proyectos anteriores por su escala y consecuencias militares y estratégicas".
Recordó además que el régimen norteamericano "desplegó ya en muchas regiones del mundo medios de ataque de emplazamiento naval, que serán el eje de su futuro escudo antimisil global, una red de radares y centros de mando, y ahora busca integrarlos en un sistema único".
Infografía: Escudo antimisiles de EEUU
"La administración actual de EEUU no recortó un solo programa antimisiles ni su financiación prevista en 2009, ni la producción de nuevos sistemas informativos y antimisiles de mayor alcance, y tampoco los planes de desplegarlos en las regiones clave del mundo", indicó Karakáev.
Los misiles balísticos intercontinentales de siguiente generación con dispositivos avanzados para superar los escudos antimisil y antiaéreo más modernos, subrayó, permitirán neutralizar las amenazas potenciales.
Rusia y EEUU firmaron el Tratado START III en abril de 2010 en Praga en sustitución de los dos acuerdos anteriores, el START I de 1991 y el Tratado de Reducciones de Armas Ofensivas Estratégicas de 2002.
El START III, que entró en vigor en febrero de 2011, obliga a los dos países a recortar y limitar el número de armas estratégicas.
Las RVSN cuentan con misiles intercontinentales de clase pesada (RS-20V Voevoda o Satanás, según la clasificación occidental) y ligera (RS-18 Stilet y RS12M2 Tópol M), así como el nuevo misil balístico intercontinental RS-24 Yars (SS-X-29 para la OTAN), una versión modernizada del Tópol-M, con un alcance de 11.000 kilómetros y una ojiva de guiado individual y reentrada múltiple.