Las ganancias potenciales de la FIFA fueron calculadas por la empresa analista Swiss Appraisal, con un margen de error de un 10 por ciento, a partir de la estructura de los ingresos generados por los mundiales anteriores, y corresponden a la Copa Confederaciones 2017 y al Mundial Rusia 2018.
El país anfitrión, que asume todos los gastos en la preparación del evento, se queda solo con una parte de los ingresos por la venta de entradas. El resto se destina a la FIFA.
Según Swiss Appraisal, la facturación total por la venta de entradas a los 64 partidos del Mundial en Rusia alcanzará 782 millones de dólares, y la mayor parte de ese dinero será para el país anfitrión, como fue el caso de Brasil que recibió de la FIFA 453 de los 523 millones de dólares correspondientes a la venta de entradas.
Mientras tanto, los organizadores no comentan los ingresos potenciales por el mundial. El Ministerio de Deportes ruso rehusó dar comentarios algunos a RBC Daily, mientras que el comité organizador del campeonato sugirió dirigirse a la FIFA.
El jefe del comité, Alexéi Sorokin, dijo en octubre que es imposible evaluar el efecto económico a largo plazo del campeonato y que lo más importante es la imagen que generará para el país.
Ya en agosto de 2014, los gastos de Rusia en la Copa se estimaban en 16.800 millones de dólares, por encima de los 13.600 millones para Brasil 2014.
Sin embargo, debido a la devaluación del rublo, se redujeron hasta unos 9.620 millones de dólares, pese a un aumento de los costes en moneda nacional.
Esta cifra, junto con los ingresos que pronostica Swiss Appraisal, indica que Rusia gastará en el Mundial diez veces más de lo que llegará a ganar financieramente.
Lo que gane en el césped, será un asunto aparte.