“Se tiene que contar con un actor del que poco se habla y que es uno de los más importantes, EEUU, porque es el destino final de los cubanos”, que “buscan llegar a ese país por la ley que está vigente desde los años 60, y que dependen mucho de la decisión que tome” Washington, dijo Cuadra.
Un pronunciamiento de Estados Unidos “ayudaría a destrabar la situación de otros países”, observó.
Este flujo de inmigrantes, intensificado en las últimas semanas, obedece a que la estadounidense Ley de Ajuste Cubano de 1966, aprobada en un contexto de Guerra Fría, permite la residencia temporal y derecho a trabajar casi de forma inmediata, entre otros privilegios, a todo ciudadano de Cuba que pise suelo de EEUU.
Los cubanos llegan a Ecuador, que solo empezó a exigirles visa el 1 de este mes, y se dirigen luego hacia el norte, atravesando los territorios de Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México, para luego ingresar a EEUU.
La solución debe tener un carácter multilateral, pues la crisis es casi hemisférica, según la experta, una socióloga especializada en análisis de conflictos y seguridad.
Por tanto, “se debería abrir un espacio de negociación más amplio con la participación de los Gobiernos de los distintos países por los que transitan los migrantes cubanos”, agregó Cuadra.
Mientras, los estados deben preservar su integridad, y también se necesita procurar que estas personas “puedan hacer el recorrido sin exponerse a riesgos y sin que se violenten sus derechos humanos”, manifestó.
GÉNESIS DE UNA CRISIS
Este flujo migratorio se disparó desde que EEUU y Cuba reanudaron sus relaciones diplomáticas en julio, pues muchos cubanos temen ahora perder esos privilegios.
Sin embargo, tras una reunión bilateral para tratar asuntos migratorios el 30 de noviembre, cuando la crisis ya estaba en curso, Washington manifestó que no prevé modificar la legislación migratoria que se aplica a los ciudadanos cubanos y que La Habana critica.
El 13 de noviembre, Costa Rica permitió el paso de unos 2.000 cubanos, creando un mecanismo de visa humanitaria para su libre tránsito por el país durante siete días.
Los migrantes, que habían ingresado por la frontera sur desde Panamá, se trasladaron después hacia su límite norte con Nicaragua, que les vedó el ingreso, incluso por la fuerza.
Esa situación provocó tensiones entre los Gobiernos de Costa Rica y Nicaragua, que se atribuyeron mutuamente la crisis.
En una reunión de finales de noviembre que mantuvieron los cancilleres de todos los países por los que transita esta población, se acordó que cada Gobierno se reservaría el derecho de admisión de estas personas.
En consecuencia, Ecuador decidió volver a exigir visa a los viajeros cubanos.
El canciller costarricense Manuel González había propuesto crear un corredor humanitario para el paso controlado de los cubanos desde Ecuador hasta México, pero Nicaragua y Guatemala se niegan y el martes se sumó a la negativa Belice.
“Nos sentimos profundamente desilusionados con la decisión de Belice” pues “complica significativamente la situación de los migrantes ubicados en Costa Rica y posterga su salida del territorio nacional”, señaló González en un comunicado publicado en el sitio web de la cancillería.
No obstante, San José “continuará realizando gestiones diplomáticas con el fin de lograr el tránsito de migrantes por suelo centroamericano y un aumento del apoyo financiero para su mantenimiento mientras se encuentren en nuestro país”, señala el texto.
Este asunto será “tema prioritario” de la visita oficial a Cuba el 13 de diciembre del presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, añade el comunicado.
Además, el 18 de este mes, el asunto se analizará en la cumbre de presidentes del Sistema de Integración Centroamericana, que se realizará en El Salvador.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresó el martes preocupación por la “situación de extrema vulnerabilidad” de los migrantes cubanos varados en la frontera Costa Rica-Nicaragua.