De esta manera, la práctica totalidad de los vuelos de estos artefactos quedarán sujetos al criterio de la DECEA con la única excepción de aquellos que se realicen en el interior de edificios, iglesias, estadios y gimnasios siempre que éstos no superen la altura máxima de las estructuras siendo la responsabilidad del propietario del dron.
"La nueva regulación brasileña sigue la linea adoptada por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI)", detalló el comunicado del DECEA, que también advirtió que "la legislación y el uso del espacio aéreo brasileño por aeronaves remotamente pilotadas debe pasar por constante revisión y adecuación, dados los avances tecnológicos recurrentes".
Las autoridades de Brasil utilizan sus drones en una amplia variedad de actividades, desde el ámbito militar y de seguridad —con la patrulla de fronteras y el combate al narcotráfico- a sobrevolar propiedades para combatir el trabajo esclavo o la evaluación de los daños ambientales en la reciente tragedia de la ruptura de la represa minera de Samarco el pasado 5 de noviembre.