"Dos veces a la semana alimentamos a los tigres con presas vivas. El tigre del Amur ya había matado a cabras, pero el último chivo resultó ser muy valiente, se defendía con la cornamenta o contratacaba. Desde entonces el predador no atacó a Timur", dice.
El chivo, que recibió el nombre de Timur (Tamerlán en ruso), comparte con el tigre el mismo recinto desde hace cuatro días e incluso lo desalojó de su habitáculo, obligándole a mudarse al techo.
El chivo aceptó al tigre como líder, le sigue a todas horas.
"Timur se pone nervioso cuando pierde de vista al tigre, y empieza a buscarlo", relata.
El tigre del Amur habita en el Lejano Oriente de Rusia, en los territorios de Primorie y de Jabárovsk. Puede medir hasta 380 centímetros y pesar hasta 300 kilogramos, es el mayor de las seis subespecies de tigre y el único que puede vivir en la nieve.
La caza y la destrucción de su hábitat llevaron a que en 1940 este felino se viera al borde de la extinción.
Gracias a las medidas adoptadas, su población empezó a crecer y actualmente es de casi 500 ejemplares.
