"Partimos de que este problema daña el desarrollo de las relaciones nipono-surcoreanas y hemos aplicado esfuerzos para encontrar puntos comunes a pesar de las diferencias en nuestras posiciones", dijo Ishikane.
Seúl insiste en que Japón aplique medidas adicionales para "restaurar la honra" de las mujeres damnificadas.
Japón, a su vez, califica este problema de resuelto, porque ofreció sus excusas a los países que sufrieron por sus acciones.
El 2 de noviembre el primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y la presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, acordaron celebrar las negociaciones sobre el tema.
Si los dos países logran llegar a un acuerdo sobre el problema, Tokio planea conseguir garantías de Seúl de que la cuestión nunca aparezca en las relaciones bilaterales, así como exigirá desmontar el monumento dedicado a las mujeres damnificadas por las acciones del Ejército nipón que se encuentra frente a la Embajada japonesa en Seúl.