No ha habido un registro superior en China desde que el Gobierno impuso la monitorización del aire de sus ciudades en 2013.
La contaminación aumenta cada año en el norte del país en el inicio del invierno por la puesta en marcha de la calefacción que aún funciona en muchos casos con la quema del carbón.
En Shenyang, donde la visibilidad era dificultosa más allá de un centenar de metros, las autoridades han elevado su nivel de alerta al máximo.
Los hospitales de la ciudad han experimentado un aumento de pacientes con dificultades respiratorias, señala la prensa local.
Las autoridades médicas de la ciudad de Changchun, en la provincia de Jilin, también han desvelado que todas las camas de la sección de enfermedades respiratorias están ocupadas.
El Gobierno local ha ordenado a los colegios que cesen las actividades al aire libre y pedido a la ciudadanía que se quede en casa y tome precauciones.
El degradado medioambiente se ha convertido en uno de los principales lamentos de la clase media china, que le pide al Gobierno un ecosistema menos hostil para la vida.
Pekín ha emprendido una ambiciosa política medioambiental pero las necesidades productivas de la segunda economía mundial lastran su avance.
Los ciudadanos han expresado su ira en las redes sociales en los últimos días.
"Si las compañías siguen comprando carbón barato, de mala calidad y contaminante, deberían ser descubiertas y sus responsables ejecutados", decía un internauta.
Variados estudios en los últimos años han vinculado la contaminación en China con millones de muertes y enfermedades anuales.