El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que "la inestabilidad y los riesgos del flanco sur están ya muy cerca de las fronteras de la OTAN".
Las maniobras Trident Juncture que se iniciaron el pasado 3 de octubre con 36.000 efectivos de más de 30 países, 140 aeronaves y 60 buques son las mayores desde hace más de una década con la mirada puesta en Rusia.
Según explica hoy el diario El País, en plena crisis de Ucrania, "con el miedo al agresivo despertar del oso ruso cundiendo entre los antiguos miembros del Pacto de Varsovia y hoy socios de la OTAN", la OTAN se intentó cambiar de escenario de los ejercicios militares y trasladarlos al Este.
"España se opuso, con el decisivo apoyo de EEUU", y ayer "los mandos aliados admitían que hubiera sido un error", mientras observaban el despliegue militar en los campos de Zaragoza.
La vigilancia dirigida por la Fuerza de Reacción (NFR) de la OTAN, con hasta 40.000 soldados, y su punta de lanza, la fuerza conjunta de alta disponibilidad (VJTF por sus siglas en inglés), con 5.000, que España dirigirá en 2016, debe estar preparada para desplegarse en cualquier punto en que se produzca la amenaza y cualquiera que sea la naturaleza de la misma: convencional, híbrida o asimétrica, en tan solo 48 horas.
La vigilancia se robustecerá gracias al programa AGS (Vigilancia Aérea del Terreno), un proyecto al que la OTAN dará un impulso definitivo con el despliegue de cinco drones Global Hawk estadounidenses en la base italiana de Sigonella.
Según Stoltenberg, este programa será "clave para proteger a los países del sur" de potenciales amenazas.