Según medios locales, el aparato cayó "muy cerca de un colegio", por lo que pudo ocasionar una tragedia.
El globo estaba en un periodo de pruebas de tres años y formaba parte del programa JLENS (Joint Land Attack Cruise Missile Defense Elevated Netted Sensor System), un plan de vigilancia que puede suponer "el descalabro público más bizarro y multimillonario" de toda la historia del Pentágono.
Este estrambótico sistema de defensa antimisiles, según su diseño, se compone de un radar de alta resolución de 360 grados con capacidad para cubrir un radio de 547 kilómetros, aunque se le acusa de tener un coste inflado y de ser un programa zombi (en palabras de David Willman, colaborador de Defensa de Los Angeles Times).
Una de sus características que más resaltan sus críticos es su efecto psicológico, haciendo ver a la gente que está continuamente controlada desde el aire por un aparato de descomunales dimensiones.
El Pentágono pretendía hacer una serie de 36 de ellos, pero finalmente se quedó en dos y ahora, después del suceso, se ha quedado en uno.
La corporación encargada de su fabricación, Raytheon Co., esperaba "hacer más dinero con ellos", mediante su exportación al extranjero.
En su video de promoción Raytheon Co. decía que era muy poco probable que el amarre se rompiera ya que "está hecho de vectran y soporta tormentas con sus más de 100 nudos", también añadían que en caso de que pasara "hay una serie de procedimientos y sistemas para hacer aterrizar al aeroestato al lugar designado de forma segura", cita The Intercept.