En la víspera de la pasada primera vuelta electoral, en septiembre, las protestas culminaron con el derrocamiento del expresidente y general Otto Pérez, en la primera expresión pacífica masiva tras el fin de la guerra civil en 1996, marcada por el exterminio de poblaciones indígenas en los años 80.
La masiva participación en la primera vuelta sirvió a la sociedad civil para sacar de la carrera presidencial a un político señalado por corrupción y vínculos con el narcotráfico, Manuel Baldizón, aliado de Pérez, quien fue destituido como presidente y encarcelado por dirigir una red de corrupción en el sistema aduanal, bautizado como La Línea.
El balotaje lo disputan el cómico Jimmy Morales, un empresario de TV novato en política –apoyado por exmilitares de ultraderecha–; y la ex primera dama socialdemócrata Sandra Torres.
"Pero los electores se han dado cuenta que ninguno de los dos finalistas está a la altura de sus expectativas para desterrar la corrupción y la impunidad", dijo el director del principal medio electrónico del país centroamericano.
"Morales se ha rodeado de gente cercana al Gobierno de Pérez, de manera que tendrá un primer año de gobierno muy movido en 2016", porque la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG, con mandato de la ONU desde 2006) "continuará impulsando las investigaciones a jueces y políticos corruptos", dice el politólogo.
Torres y Morales tratan de deslindarse de la corrupción; pero según la CICIG, el 70 por ciento de los fondos de campaña procede de fuentes ilegales.
Es previsible que la sociedad civil, que ha descubierto el poder de la ley, prosiga su movilización, porque el resultado de los comicios no es un cambio profundo respecto al poder de la vieja clase política, dice el politólogo.
Estos altibajos son normales al final de regímenes autoritarios –prosigue Rodríguez Pellecer en su charla telefónica con Sputnik Nóvosti–, el caso del expresidente Pérez "ha calado hondo en la conciencia colectiva; y va a perdurar mucho tiempo para impulsar los cambios y reformas de fondo en el sistema electoral y político guatemalteco", pronostica.
Sin embargo, en los comicios están en juego dos caminos para encarar las reformas: si Morales gana, dependerá de él decidir si coloca en el Ministerio de Seguridad a alguien que colabore o no con el proceso de fortalecimiento de la justicia anticorrupción, abierto con asesoría internacional de la CICIG, explica el escritor y periodista.
"Ese argumento es una tontería, porque Washington mantuvo el apoyo a la presidencia de Pérez a lo largo de todo el juicio por corrupción, de mayo a septiembre", hasta su caída, dice el director de Nómada.gt.
En realidad, el rol de EEUU es a favor de sus intereses, empeñado en frenar la migración desde Centroamérica, dice, "pero esta vez, el apoyo estadounidense a la CICIG, con 40 por ciento de los fondos, ha coincidido a favor de los intereses de quienes se movilizan contra la corrupción", puntualiza el analista.
Sin embargo, "los cambios hasta ahora logrados no son irreversibles, y no se puede descartar la posibilidad de que la violencia vuelva a asomar en las protestas; y permitan el retorno de los generales activos a la política", advierte el académico.