“La medida fue necesaria no para construir una “Muralla China” entre Rusia y Letonia, sino para limitar el aflujo de inmigrantes ilegales”, dijo Kozlovskis citado por el portal BNS.
Se prevé que aparte del cerco, construido en el marco del proyecto de fortalecimiento de la frontera con Rusia, en tramos no cercados se instalarán cámaras de vigilancia y sistemas táctiles.
El proyecto prevé un presupuesto de 500.000 de euros este año, mientras que en 2016 los gastos serán de más de 3 millones de euros.
La longitud total de la frontera ruso-letona es de unos 270 kilómetros.