Los antropólogos, pertenecientes a diversas universidades estadounidenses, investigaron a tres grupos de cazadores y recolectores actuales, que están al margen de la civilización, los tsimane bolivianos, los san de Namibia y los hadza de Tanzania, en total unas 94 personas.
Como el modo de vida de esos grupos no ha cambiado nada en miles de años, puede afirmarse que sus costumbres corresponden a las del hombre primitivo, según revela la revista estadounidense Current Biology.
Anteriormente se pensaba que en épocas antiguas la gente dormía más y perdió la posibilidad de hacerlo con el desarrollo social.
Ninguno de los participantes de la investigación se acostaba al caer la noche, pues utilizaban las dos o tres horas siguientes para cocinar, cenar y hacer planes para la jornada próxima, pero muchos se despertaban antes del amanecer.
Lo único que diferencia radicalmente a los cazadores de los habitantes de las metrópolis es la total ausencia de insomnio, del que suelen padecer solo un 1,5 o un 2,5 por ciento una vez al año, hasta el punto de que en algunos dialectos de esas tribus la palabra insomnio no existe.
En las grandes ciudades, en cambio, del 10 al 30 por ciento de la población padece de este mal de manera crónica y la gente se ve obligada a recurrir a somníferos.
Otro dato curioso es que la prolongación del sueño de los cazadores primitivos varía según la época del año y con el frío acostumbran a dormir más, capacidad que han perdido sus contemporáneos en las ciudades debido a la calefacción.