“Todo depende de Occidente”, dijo a los periodistas añadiendo que “hicimos todo lo que exigieron de nosotros”.
Asimismo añadió que si es reelecto como presidente, Minsk seguirá siendo “un país amistoso” y “hermano” de Rusia.
“No hay que dudar de esto, lo digo especialmente ante los periodistas occidentales”, indicó.
Al comentar la situación en torno a Ucrania, Lukashenko subrayó que Bielorrusia “nunca será una plataforma para ataques contra cualquier Estado, no solo contra Ucrania”.
Occidente ejerce presión política y económica sobre Bielorrusia desde hace dos décadas. La Unión Europea alegando supuestas violaciones de los derechos humanos le impuso sanciones en diciembre de 2010, extendiéndolas luego en 2012 por otros tres años.
La UE ha condicionado el alivio de las restricciones a la liberación de los presuntos "presos políticos" por parte del Gobierno.
Minsk, a su vez, se defiende afirmando que en el país no hay presos políticos.