Los liderazgos políticos progresistas están en momentos muy difíciles, "casi todos", dijo el diputado, particularmente en referencia a la situación de la presidenta brasileña Dilma Roussef, que afronta amenazas de juicio político.
Para Enríquez-Ominami, los grupos conservadores de la región "se están comenzando a desesperar porque sienten que el modelo neoliberal está seriamente en jaque", pero opinó que la tarea del progresismo "no es defenderse, sino seguir haciendo lo que cree correcto".
"La teoría de la conspiración, que tiene elementos probablemente fundados, no es suficiente, nuestros pueblos no quieren escuchar líderes preocupados por conspiraciones, quieren soluciones", afirmó.
El diputado consideró "innegable" que ha habido injerencia extranjera en la región, pero señaló que algunos de los reclamos a los Gobiernos progresistas eran pertinentes.
Ominami considera de todos modos que las derechas conservadoras de la región no han construido una alternativa y que por lo tanto no tienen opciones de volver al poder en lo inmediato.
"No veo a la derecha ofreciendo modelos de desarrollo alternativos, la veo más bien preocupada en frenar las reformas. Lo que está haciendo la derecha es decir: "Basta de reformas", y yo no me imagino que puedan ganar elecciones con ese argumento", afirmó.
Un nuevo ciclo en América Latina
"Este nuevo ciclo que viene ahora va a requerir de mucha integración para un desafío gigantesco como la infraestructura, así como la integración regional política, no solo económica", afirmó.
Para Enríquez-Ominami, todos estos logros económicos de la última década en la región fueron "tremendos éxitos", pero estuvieron acompañados de "dos grandes derrotas: la desigualdad y (el fortalecimiento de) los sistemas políticos".
El legislador dijo que "ser progresista es más difícil que ser de derecha, y si ser progresista en la abundancia es un desafío, en la escasez es otro desafío".
EEUU y el multilateralismo
"Es elocuente que EEUU lee correctamente: ya no va a controlar ni tener la misma influencia en el continente que tuvo en los años 80, y ha decidido adaptarse de una manera astuta, agudizando la creación de foros regionales" para contrarrestar otros como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), dijo.
Si bien se expresó a favor de una "máxima integración cultural y económica" con otras regiones, criticó al TPP por "el secretismo con que se formó" y señaló que existen "legítimas dudas sobre los problemas que podría traer a Chile en materia de fármacos y procedimientos médicos".
"Nos preocupa y vamos a exigir más transparencia", adelantó.
Los 12 países que negociaron el TPP, promovido por EEUU, llegaron a un acuerdo final el lunes en la ciudad de Atlanta, luego de varios años de discusiones.
Además de EEUU, los otros países miembros son Chile y Perú en América del Sur; México y Canadá en América del Norte, y Australia, Brunei, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam, en Asia y Oceanía.