"Es evidente que todo el asunto del TCU es una cortina de humo que crea un problema de un asunto irrelevante para desviar la atención de la ciudadanía del país de las maniobras de la oposición neoliberal en el Congreso Nacional", explicó el veterano periodista y el editor del conocido medio alternativo que acumula 251.000 lectores y más de 60 colaboradores de América Latina, África y Europa a favor de la comunicación compartida y el postcapitalismo.
El TCU decidió en la noche de este viernes rechazar, por unanimidad de sus ocho jueces, las cuentas del Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff en 2014 al considerar que existen pruebas suficientes para sostener que el Ejecutivo realizó "maniobras fiscales" con el fin de maquillar las cuentas públicas en el año electoral.
De esta manera, el TCU abrió las puertas para que el Congreso Nacional inicie un proceso que, eventualmente, podría llevar a una moción de censura contra la presidenta Dilma Rousseff, una situación que beneficiaría claramente a los partidos de la oposición y en especial al presidente de la Cámara Baja del Congreso, Eduardo Cunha, quien mantiene en los últimos meses un pulso personal con el Gobierno de Rousseff.
Como Martins recordó, "la opinión del TCU no es solamente la opinión de una institución puramente política ya que los jueces que lo integran no tienen una formación técnica sino que son nombrados por la Presidencia y el Congreso Nacional" y, por tanto, "a pesar de contar con el apoyo de auditores competentes, su función únicamente es la de controlar y asesorar al Gobierno sobre el gasto del dinero público".
Sin embargo, el periodista advirtió que el veredicto contra el Gobierno es "interesado" y que "sin lugar a dudas" será empleado por la oposición para "relanzar sus intentos de presentar el impeachment al Congreso Nacional", una circunstancia que, según Martins, podría ser la última oportunidad del golpismo para lograr algún tipo de base legal con la que conseguir la destitución de Rousseff.