"Este ataque no puede ser dejado de lado como un simple error o una consecuencia inevitable de la guerra. Las declaraciones del Gobierno de Afganistán de que los talibanes utilizaban el hospital para disparar contra las tropas aliadas implican que las fuerzas afganas y estadounidenses que trabajan juntos decidieron arrasar un hospital en pleno funcionamiento, lo que equivale a una confesión de un crimen de guerra", indica la presidenta de MSF, Joanne Liu, en una declaración publicada en la web del organismo.
La presidenta de MSF destacó que "este ataque influye en el trabajo humanitario en todas partes y en el fondo socava los principios clave de la actividad humanitaria".
Agregó que "nada puede justificar la violencia contra los pacientes, médicos y las instalaciones sanitarias".
El hospital de la MSF en Kunduz, en el norte de Afganistán, fue bombardeado por las fuerzas de la OTAN cuando en el recinto médico se encontraban cerca de 200 personas.