Los dos partidos que ostentan actualmente el Gobierno, los socialdemócratas y los democristianos, que se presentan en la coalición Portugal a Frente podrían obtener el 37,7% de los votos, mientras que los socialistas que durante meses lideraron todas las encuestas, alcanzarían el 32,7%.
Los sondeos dan una Asamblea de la República, con 230 diputados, muy fragmentada donde serían complicados los pactos para elegir Gobierno.
En estos años, el Ejecutivo conservador eliminó 18 gobernadores civiles, el 25% de los concejos, el 40% de las empresas municipales, redujo embajadas y consulados, recortó salarios y pensiones, escuelas, juzgados y hospitales.
El actual primer ministro, que opta a la reelección, Passos Coelho, privatizó en este tiempo correos, las líneas aéreas, los aeropuertos, el servicio eléctrico, los seguros, la gestión del metro y los autobuses de Oporto.
El nivel de vida de los portugueses ha retrocedido diez años, mientras que cientos de miles han tenido que emigrar cada año.
Según las encuestas, la indignación popular ante las duras medidas de ajuste la recogerá el Partido Comunista que podría conseguir 21 escaños, un récord que no logra desde hace dos décadas.
Ayer, el presidente de la república Aníbal Cavaco Silva dijo, en un discurso televisado, que "las elecciones se realizan en un momento crucial para el país. Como dije a los portugueses cuando marqué el día de las elecciones, todos los actos electorales son importantes, pero éste es particularmente importante para el futuro de Portugal".
Para el jefe del Estado argumentó que el país afronta "desafíos muy complejos, que exigen de todos un gran sentido de la responsabilidad".
"Abstenerse de votar es desistir del presente y abdicar del futuro. Quien opta por la abstención prescinde de tener una voz activa y de participar en la construcción de un Portugal más desarrollado y más justo", añadió.