"Queremos terminar con la agresión venezolana. Queremos desarrollar nuestro país, todo nuestro país, de acuerdo con la legislación internacional", dijo Granger.
Maduro sostuvo que "contra Venezuela se ha intentado una operación tenaza, que pretende llenar de conflictos nuestras fronteras con Colombia y Guyana, pero con una diplomacia de paz estamos despejando esas amenazas".
En el caso de Guyana, Maduro argumentó que esa diplomacia comprende "acciones que deben ser trabajadas en el marco regional" y agradeció al secretario general Ban, quien propició un encuentro con Granger en Nueva York, por dar pasos para "canalizar exitosamente un reclamo que tiene Venezuela desde 1835".
Venezuela reivindica el Esequibo, un territorio de 159.000 kilómetros cuadrados que representa casi tres cuartas partes de la actual Guyana, cuya ocupación Gran Bretaña inició en 1835 y la completó con un laudo arbitral, favorable a su entonces colonia, en 1899.
"Durante 50 años se ha impedido a nuestro pequeño país explotar completamente nuestros ricos recursos naturales; Venezuela ha amenazado y disuadido a inversores y frustrado nuestro desarrollo económico", deploró Granger.
El gobernante alegó que "la frontera se estableció hace 116 años; todo el mundo, menos la República Bolivariana de Venezuela, acepta nuestras fronteras".
Granger pidió que las Naciones Unidas mantengan atención sobre el conflicto más allá de designar un buen oficiante para canalizarlo, como requirió Maduro en la reunión con Ban.
La tesis guyanesa es que esa vía de multiplicar contactos está agotada y se debe recurrir a la Corte Internacional de Justicia para una solución definitiva.
Maduro dedicó mucho más tiempo de su intervención a pedir que en las Naciones Unidas "aprovechemos el fracaso de las cuatro guerras de esta década y media", las de Afganistán, Irak, Libia y Siria, "para hacer una nueva alianza de paz".
"Apoyamos la propuesta del presidente (ruso, Vladímir) Putin, uno de los grandes líderes del mundo hoy por hoy, para hacer una nueva alianza de paz", que en el caso de Siria "impediría una tragedia mayor y más espeluznante que las que hemos visto".