Los científicos se inspiraron en el Blaberus Giganteus, una especie endémica de América del Sur que habita los bosques tropicales.
"Al asumir este desafío, teníamos dos objetivos globales. En primer lugar, diseñar y producir sistemas mecánicos diminutos para aplicaciones biomédicas. En segundo lugar, queríamos ver qué dificultades tecnológicas hacía falta superar para producir dichos sistemas", ha confesado Danil Borchevkin, ingeniero que participa en este proyecto.
El robot de 10 cm de longitud es capaz de alcanzar velocidades de hasta 30 centímetros por segundo y llevar una carga útil de 10 gramos, por ejemplo, una minicámara de vídeo.
El equipo ha necesitado siete meses para crear el invento y asegura que los dos primeros meses se dedicaron a observar el comportamiento de la cucaracha.
Los investigadores están trabajando ahora en un sistema de navegación para que el robot pueda seguir la trayectoria asignada.
El sistema incluye un acelerómetro, un giroscopio y un magnetómetro, dispositivos que se encuentran en cualquier teléfono inteligente.
Además planean aumentar la autonomía del artilugio que de momento logra alcanzar los 20 minutos.