El mundo espera más suministros de crudo de parte de Libia e Irán, y los productores de petróleo de esquisto en EEUU siguen aumentando su productividad, compensando cualquier demanda creciente, afirman Ramón Espinosa, principal especialista de Petróleo y Gas en la División de Energía del BID, y Carlos Sucre, consultor especializado en energía en organismo continental.
Este análisis de las dinámicas más recientes de la industria petrolera intenta responder a tres preguntas cruciales: la primera es: ¿por qué el precio del crudo no se derrumbó antes, junto con otras materias primas entre 2011 y 2013, sino que en cambio se mantuvo alrededor de 100 dólares por barril hasta mediados del 2014?
La última interrogativa: ¿es posible que este nuevo esquema de precios sea estable a corto y mediano plazo?
Los expertos responden con cuatro razones para indicar que los precios del crudo "no volverán al elevado precio promedio de los últimos cuatro años, por lo menos en los próximos cuatro años".
En primer lugar, la productividad está aumentando en los pozos de petróleo no convencionales o esquisto en los campos de Texas y Dakota del Norte en EEUU.
Arabia Saudí quiere –en segundo lugar– hacer valer su dominio en el mercado mundial del petróleo; aumentando su producción para proteger y ganar sus cuotas de mercado.
En cuarto lugar, otros grandes productores como Irak también están aumentando en forma sostenida su capacidad de producción, ya que también buscan recuperar su cuota de mercado.
Las materias primas han estado en recesión entre enero de 2011 y junio de 2014: todos los productos básicos no energéticos cayeron un 20 por ciento. Pero, en un agudo contraste, los precios de los productos energéticos aumentaron más de 10 por ciento, en el mismo lapso. ¿Por qué?, preguntan los analistas.
El derrumbe del precio de los productos básicos fue el final del llamado "súper-ciclo" iniciado en 2002, impulsado por un crecimiento económico mundial sólido y la explosiva demanda de China.
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Pero hace cinco años, la explosiva producción de hidrocarburos en rocas de esquisto en EEUU gracias a la fractura hidráulica comenzó a determinar el equilibrio del precio del petróleo.
LA RESPUESTA DE RIAD
En 2015 Arabia Saudí aumentó 40 por ciento la cantidad de plataformas de perforación y Kuwait hizo lo mismo al aumentar sus taladros en 70 por ciento más que en 2014.
Estos dos poderes de Medido Oriente "aumentaron la capacidad de producción con el fin de obtener el control del mercado mediante el aumento de su cuota de mercado".
Su fórmula de ataque ha sido: si la demanda se mantiene constante, cada barril de aumento en la producción árabe-kuwaití se traducirá en el cierre similar de producción de los nuevos productores de esquisto en EEUU. Ellos son el blanco de la guerra de precios.
El futuro
En segundo lugar, el éxito de las negociaciones sobre el programa nuclear de Irán meterá medio millón de barriles a la oferta mundial.
Arabia Saudita y Kuwait –como tercer factor– seguirán aumentando la producción, a partir de su nueva capacidad de producción instalada.
Hay un pero: los productores de crudo de esquisto en EEUU seguirán haciendo ganancias por su elevado nivel de productividad tecnológica, a pesar de un bajo crecimiento económico mundial.
Si todo eso ocurre, un escenario menos probable apunta a precios de 85 a 95 dólares con tres condiciones: si los productores de esquisto dejan el mercado vencidos por presiones financieras; si la producción iraquí es derrumbada por los rebeldes del Estado Islámico; y si se desatan eventos climatológicos imprevistos o geopolíticos en la península Arábiga. Es lo menos probable.