La foto de Aylan ahogado en una playa turca dio la vuelta al mundo.
El bote hinchable en que escapaba junto con otros sirios naufragó en el trayecto de Turquía a Grecia. En la tragedia también murieron su hermano de cinco años y su madre.
Su padre reveló a Sputnik que la familia vivió en Damasco hasta el año 2012.
"Cuando empezó la guerra, nos fuimos a Kobani. Después de un tiempo me fui a trabajar a Turquía, mis hijos y mi mujer se quedaron en Kobani", evoca Kurdi.
El hombre cuenta que trabajaba en Estambul como obrero de construcción y cuando el grupo Estado Islámico atacó Kobani, él organizó la huida de su familia a Turquía.
"La vida era dura, me pagaban muy poco. Mi hermana mayor vive en Suiza y mi hermano mayor, en Canadá. Mi hermana nos propuso marcharnos a Suiza y aceptamos", narra.
Kurdi dice que contactó con una persona que ayudaba a enviar refugiados a Europa. Con su familia viajó al puerto turco de Bodrum donde un contrabandista les prometió llevarlos a Grecia por 1.300 dólares por persona.
"Cerca de la medianoche nos subimos a un bote hinchable y empezamos la travesía. En total éramos 13 personas. Después de un rato comenzó un fuerte oleaje. Al notarlo, nuestro guía se tiró al mar y volvió nadando. Las olas se hacían cada vez más fuertes y una de ellas volcó el bote", cuenta el padre de Aylan.
El pánico se apoderó de los refugiados y comenzaron a gritar.
"Traté de calmar a mis dos hijos, les decía que no tuvieran miedo y que todo iba a salir bien. Logré mantenerlos a flote durante media hora. Pero en cierto momento sentí que desfallecía y mis niños se me escaparon de las manos. Cuando logré sacarlos ya se habían ahogado", recuerda Abdulá los momentos más dramáticos.
Los guardacostas le rescataron tres horas y media después. Los refugiados que podían nadar, lograron salvarse.
Kurdi confiesa que él estaba consciente de lo peligroso que era el viaje, pero al leer tantas historias de refugiados que consiguieron su objetivo de llegar a Europa, pensó que la suerte le iba a sonreír a su familia.
"Ahora en mi vida no ha quedado nada más que recuerdos y tres lápidas. Me quedaré en Kobani y cada día iré a ver la tumba de mi mujer y mis hijos. Mis hijos lo eran todo para mí. Los amaba más que a la vida misma. Me decidí por este viaje por un buen porvenir para ellos en Europa. Ahora no puedo mirar el mar, de inmediato me vienen a la memoria esos terribles recuerdos de aquella noche fatal", dice Abdulá.
También ha jurado que encontrará al contrabandista que llevaba refugiados a Grecia.
"Quiero que responda por la muerte de mi familia", añade.
Además hace un llamado al mundo a detener esta catástrofe y poner fin a la muerte de inocentes que tratan de salvarse y encontrar refugio en el extranjero.
"Mis hijos murieron, pero otras familias también tienen niños y ellos no deben morir. El mundo debe detener esta tragedia", subraya.
Unos 340.000 inmigrantes llegaron a la Unión Europea en los primeros siete meses de 2015, en la peor crisis humanitaria que vive Europa desde la Segunda Guerra Mundial.