"Es difícil pensar que México logre una calificación mayor a A3 si no logra fortalecer sus instituciones en la parte de corrupción y Estado de Derecho", dijo en una conferencia de prensa Mauro Leos, analista de deuda pública de Moody's Investors Service.
Para asignar una calificación soberana, la metodología de Moody's considera principalmente las siguientes variables: fortaleza económica y fiscal, resistencia de choques y fortaleza institucional, medidas a través de indicadores del Banco Mundial.
Una buena señal para el país latinoamericano es la recuperación económica de Estados Unidos, dijo Leos, quien descartó que la recesión recién decretada en Canadá impacte a la economía mexicana.
Esa calificación de la deuda mexicana es la más baja de las tres del rango A, consideradas de "grado medio-alto, sujeto a bajo riesgo crediticio", sin embargo indica que tienen elementos actuales que sugieren "una susceptibilidad de deterioro a largo plazo", según la escala de la calificadora internacional, rival de Standard and Poor's.
Además de que es marca asignada a México está abajo de las tres calificaciones Doble A, de muy bajo riesgo crediticio; y muy lejos de la calificación Triple A, la de más alta calidad de la deuda de los países.
La naturaleza endémica de la corrupción le cuesta al país latinoamericano unos 20.000 millones de dólares al año, según documentos del Congreso federal.